Hace aproximadamente 6 años probé una tarta que se convertiría a partir de ese momento en una de mis favoritas. Es sencilla, de hecho a simple vista no llama precisamente la atención, pero su sabor y su textura son tan buenas, que sin duda merece la pena probarla. Toda la gente que conozco es fan de ella y no conozco a nadie que la haya probado que no le guste.
Os estoy hablando de La Torta. Los de Vigo la conoceréis muy bien, para el resto, os cuento. Se trata de una tarta con textura tipo bollito de leche jugoso, que tiene una crema por encima y por dentro que puede ser de diferentes sabores (creo que hay más de 20 diferentes). La pastelería que las hace se llama como la tarta: La torta. Desde sus inicios, les ha ido tan bien que se han expandido muy rápido y ya tienen tienda en varias ciudades españolas y desde Vigo hacen envíos a toda España.
Lógicamente, es imposible hacerla igual, ellos tienen ese secreto que les hace únicos. Sin embargo, hoy os traigo una versión similar y también muy rica para que podáis probar y hacer en casa.
Ingredientes para dos tortas medianas (molde de 28cm):
Para la masa:
- 75 gr de mantequilla o margarina light
- 1 huevo mediano
- 250 ml de leche
- 500 gr de harina
- 60 gr de azúcar
- 1 sobre de levadura de panadero (liofilizada)
- Azúcar glass para espolvorear
Para la cobertura:
- 2 bricks de 250 ml de nata para montar
- 7 cucharadas cucharadas sopera de azúcar
Os cuento la cobertura a grandes rasgos porque tenemos dos opciones. Si queréis que sepa a nata cremosa, debéis de utilizar además de estos dos ingredientes agar agar ( 1,5 gramos) ó 6 hojas de gelatina neutra. Esto lo haremos para que esta mezcla de nata y azúcar se espese enseguida y mantenga su sabor. Si utilizáis esta opción, lo único que tenéis que hacer es calentar el azúcar con la nata y añadir el agar agar o las hojas de gelatina (previamente reblandecidas en agua tibia) y remover hasta que todo esté bien integrado sin que llegue a hervir. En este momento, vertéis sobre la tarta ya hecha y listo.
Por el contrario, si queréis que sepa a leche condensada, abajo os lo que explico detenidamente porque esta vez lo he hecho así.
Me gustan ambas formas, sin embargo, he de deciros que la primera es más suave y la segunda es más contundente, ya que aunque llevan los mismos ingredientes, la sensación de la segunda es de un mayor dulzor.
¿Cómo la hacemos?
En un cuenco o encima de la encimera, ponemos la harina en forma de volcán y en medio hacemos un huequito en donde echaremos la mantequilla, leche, azúcar, huevo y levadura. Nos echamos un poquito de harina en las manos para que no se pegue y amasamos hasta conseguir una textura homogénea.
Dejamos en un sitio caliente que leve durante aproximadamente 2h hasta que veamos que tiene aprox. el doble del tamaño inicial. Yo puse un par de minutos a calentar el microondas vacío, luego metí el cuenco dentro y lo dejé ahí las dos horas.
Una vez que haya levado, dividimos la masa en dos (ya que como dice en los ingredientes, estas cantidades son para dos tortas medianas). En el caso de que no queráis hacer la otra, podéis perfectamente congelar la masa y utilizarla en otro momento.
Ponemos la masa en un molde redondo de 28 cm y dejamos otra hora en un sitio cálido hasta que vuelva a doblar el tamaño.
Después de este tiempo, precalentamos el horno por arriba y por abajo a 180º. Estiramos la masa a lo largo de todo el molde, y con el dedo, hacemos agujeros por toda la superficie de la masa como podéis ver en la foto. Hacedlos bien profundos y marcados porque en el horno van a desaparecer bastante y si no luego el relleno no se meterá por los huecos y quedará seca.
Metemos en el horno durante 10 minutos aproximadamente (yo la metí 10 exactos). Ojo, en cuanto veamos que se empieza a dorar lo más mínimo la quitamos. El secreto de la torta es su jugosidad y la masa poquito hecha. Si os pasáis de tiempo se secará y no quedará igual.
Mientras se enfría, cogemos una cazuela pequeñita y ponemos la nata con el azúcar a temperatura alta. Removemos seguido para que no se queme hasta que haya espesado y tenga una textura más tipo leche condensada (aunque esté hirviendo seguimos removiendo igual hasta que espese). Cuando esté lista, la echamos por encima de la torta desde dentro hacia fuera. Yo la eché con un cucharón de sopa poco a poco hasta cubrir todo.Si vemos que los agujeros se han cerrado mucho en el horno, podemos abrirlos un poquito con el mango de un cuchillo o una cuchara para que se empape bien por el medio de la crema.
Cuando esté totalmente fría, espolvoreamos con azúcar glass (este paso es opcional, yo lo hice con una y con la otra no) y lista para comer!!! Aunque la apariencia no es muy llamativa, os pido que le deis una oportunidad y la probéis porque os va a encantar su sabor. El sabor de la masa es parecido al bollo de leche de toda la vida y la crema que le echamos por encima queda con un sabor exactamente igual a la leche condensada pero en su versión casera.
Muchísimas gracias al blog la boca de chocolate por descubrirme esta versión y muchas otras espectaculares.
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