Desde pequeña me ha encantado la leche frita. Sin embargo, no sabía que era un dulce típico en semana santa, lo descubrí hace poco.

Llevo semanas dando vueltas a la cabeza para ver que postre típico os enseñaba para que pudierais hacer en semana santa de cara a las comidas familiares, y por fin, he dado con la receta perfecta para dejar a todos con la boca abierta.

Como ya os dije en una ocasión, soy adicta al chocolate, por eso, hoy os traigo una versión diferente de la clásica leche frita; leche frita de cacao. Al principio puede sonar raro, pero os aseguro que si os gusta el chocolate y la leche frita os va a encantar.

La textura es la misma, y su sabor tiene un toque delicioso a cacao puro irresistible para el paladar y sobre todo para los amantes del chocolate. Sin duda, os las recomiendo si queréis saliros un poquito de lo tradicional y sorprender.

Ingredientes para 16 porciones aprox. :

•  115 g de harina
• 170 g de azúcar
• 1 palo de canela
• 1 litro de leche (yo utilicé semidesnatada sin lactosa)
• 2 trozos de corteza de limón (uno para infusionar la leche y otro para el aceite)
• 35 g de cacao puro en polvo (de los de lata tipo valor o royal, no vale el cacao para la taza)
• 1 cucharadita de maizena
• 2 huevos medianos para el rebozado
• 15 gr de mantequilla (yo utilicé una light sin lactosa)
• Harina para el rebozado
• Azúcar en polvo para espolvorear una vez terminadas
• Aceite de oliva suave o de girasol para freír

¿Cómo lo hacemos?

En un olla pequeña ponemos a calentar a fuego medio-bajo la leche, azúcar, corteza de limón y rama de canela.  Removemos de vez en cuando y llevamos a ebullición. En este momento, apartamos del fuego y dejamos que infusione unos minutos.

En otra olla, calentamos a fuego medio y derretimos la mantequilla.

Cuando esté derretida, añadimos poco a poco la harina y la maizena sin dejar de remover para que no se formen grumos. Después de unos minutos, añadimos poco a poco la leche que teníamos reservada.

Al igual que cuando os explico el proceso para la bechamel, incorporad la leche en varias tandas, para que vaya absorbiendo poco a poco. La textura tiene que quedar espesa y sin grumos, como una crema pastelera. Si al final os quedan grumos, no os preocupéis, coged la batidora y batid todo bien.

Añadimos el cacao y mezclamos bien.

Echamos la mezcla en molde rectangular. Yo utilizo el típico de cristal de toda la vida. Dejamos que se enfríe y regrigeramos unas 8 horas, lo ideal es que lo hagáis de un día para otro.

Cuando esté frío y consistente, cortamos en cuadraditos, lo sacamos con cuidado con una espátula o espumadera, enharinamos, pasamos por huevo y freímos unos minutos por cada lado a fuego alto hasta que se dore un poquito el huevo. Ojo, tampoco demasiado porque se pueden deshacer.

A la hora de freír, utilizad una sartén onda con abundante aceite, y mientras calentáis el aceite, poned en él una corteza de limón para que no sepa tanto a aceite y a frito.

Freímos hasta que estén doraditos y ponemos encima de papel absorbente para quitar un poquito el aceite.

Cuando estén ya templadas tirando a frías, espolvoreamos con azúcar glass.

Espero que os guste esta versión de la leche frita de toda la vida, que probéis a hacerlas y que me contéis el resultado ;). Podéis disfrutarla solas, con frutas o con helado.

Un abrazo mis querid@s foodlovers :*

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Gracias a La cocina de alimerka por descubrirme esta y otras muchas más delicias, me encanta esta blogger.