Si bien es cierto que por unas cosas o por otras siempre acabamos descubriendo nuevos restaurantes en Madrid, en los últimos meses, ha habido dos que me han gustado especialmente. Uno de ellos os lo enseñaré la semana que viene y del otro os voy a contar un poquito más en el post de hoy.

Os hablo del restaurante The Sexto, que está por la zona de Chueca, concretamente en la Calle Fernando VI, 6. El restaurante, como podéis observar es amplio y, con un decorado moderno con mucho encanto.

A diferencia de otras veces, no acudí allí porque me lo recomendaran. La verdad es que fue pura casualidad, y bendita casualidad porque se va a convertir en uno de nuestros favoritos cuando tengamos comidas de trabajo/amigos.

Como íbamos un día de semana, probamos el menú diario. Conozco esta zona centro de Madrid, he catado bastantes menús diarios, y puedo decir que, sin lugar a dudas, es uno de los más elaborados y de mayor calidad de la zona. El sabor y la elaboración de los platos, la profesionalidad de los camareros y el ambiente nos sorprendieron muy gratamente. A destacar también la cuidada presentación de los platos, que veréis en las fotos a continuación.

He tenido un fallo y es que no guardé exactamente el nombre de los platos, así que os explicaré un poco por encima lo que comimos.

De primero probamos pasta fresca rellena de calabaza y gorgonzola con nueces. Impresionante. Lo pediría una y otra vez. Me chifla la pasta fresca, he de reconocerlo, pero ésta estaba especialmente sabrosa.

Por otro lado, probamos alcachofas guisadas con virutas de jamón, trufa y yema de huevo. Muy rica la combinación. Un plato para mojar pan y no parar.

El otro primero que pudimos degustar fue un revuelto de setas. Sencillo pero súper cremoso y con un sabor rico rico.

De segundo tomamos salmón a la plancha con lombarda guisada. El salmón estaba espectacular. Muchas veces cuando lo comemos fuera de casa suele ser fino y lo hacen demasiado, con lo que es habitual que quede seco. En este caso ha sido todo lo contrario. Un lomo de salmón grande y extremadamente jugoso con un sabor fuerte y delicioso. El dulce de la lombarda era perfecto como guarnición.

De postre había sandía o yogur griego casero con frutos secos. El yogur estaba bueno pero para nuestro gusto le faltaba dulzor.

En resumen,  un sitio que recomiendo a todos los que queráis un restaurante con un ambiente tranquilo y una comida muy buena en relación calidad precio.

Un abrazo mis queridos foodlovers

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