Llevaba un año queriendo ir al Bar tomate pero por unas cosas o por otras siempre se me pasaba. Esta semana teníamos una comida y como lo sabíamos con tiempo, reservé y por fin pudimos probarlo. Es un local que podéis encontrar en la calle Fernando El Santo, 26 (metro Alonso Martínez).

Bajo mi punto de vista, se trata de un restaurante con mucho encanto y decorado de manera muy original. La luz tenue y la música de fondo hacen que te sientas muy cómodo. Las lámparas hechas con libros me enamoraron y la amabilidad de sus camareros es algo a destacar.

La carta es amplia y tiene todo tipo de platos, vamos, que es difícil decantarse por uno y casi seguro que estarás un buen rato hasta que te decidas. Nosotros probamos un entrante y diferentes platos, que os cuento a continuación.

Antes de nada, decir que, aunque no he fotografiado el pan, nos fascinó. Era un pan integral con semillas que estaba calentito, muy tierno por dentro y crujiente por fuera. Un vicio.

De entrante probamos espárragos rebozados en panko con salsa romesco. Con un punto de cocción perfecto y un rebozado crujiente espectacular que combinaba perfectamente con la salsa romesco que estaba para chuparse los dedos.

Seguimos con los principales y empiezo con la variedad de pastas que probamos:

Raviolis de espinacas y ricotta con crema de calabaza y naranja. Un pelín al dente de más para nuestro gusto, pero con un relleno muy sabroso y una salsa suave y diferente que le daba un sabor delicioso.

Taglionini con gambas al ajillo y guindilla, con un sabor riquísimo pero demasiado picante para nuestro gusto.

¿Quién se resiste a una buena pizza? Probamos la pizza de scamorza affumicata, cebolla y tomate cherry. Una buena combinación de ingredientes con una masa muy rica.

De las carnes, nos decantamos por la pallarda de pollo marinada en soja con verduritas. Un plato simple pero con un sabor muy bueno.

Por último, para probar también los pescados, nos decantamos por el salmón a la brasa con salsa teriyaki y arroz salvaje. Este plato tenía una presentación que cabe destacar. El salmón estaba en su punto, muy jugoso y una guarnición sabrosa y ligera.

No pedimos postre porque nos habíamos quedado más que bien, pero nos tomamos un café con leche, que por cierto, tenía un sabor muy suave y delicioso, perfecto para terminar una buena comida.

También tienen brunch, y es uno de los más económicos de la capital. La opción más cara son 10€ y trae todo lo que veis en la foto. También podéis escoger huevos fritos o benedictinos, y cambiar el bacon por salmón ahumado.

En resumen, un sitio tranquilo y céntrico y perfecto para pasar una velada agradable. Eso sí, reservad con antelación.

Un abrazo mis queridos Foodlovers :*